Una semana por la Costa azul y la Provenza

Somos una pareja de un pueblo de Palencia que nos aventuramos a pasar una semana por las tierras del país vecino, Francia, en una caravana. Nuestro objetivo iba a depender de las condiciones del tiempo, pero estaba enfocado a la visita de la costa Azul y la Provenza.

El primer día llegamos hasta Biarritz donde llegamos justo para encontrar un área de autocaravanas y pasar la noche con el objeto de poder partir el día siguiente hasta Garvenie en el pirineo y pasar la noche en Lourdes, un día genial entre montaña y tradición.

El siguiente día, apretados por el calor, partimos hacía la zona de costa en las cercanías de Narbona, ya en la costa azul, pero no pudimos dejar de parar en Carcassone, pueblo cátaro declarado patrimonio mundial por la UNESCO. Pero eso sí, acabamos el día en la playa.

El siguiente día continuamos recorriendo la costa azul por varios pueblo con encanto como Aigues-Mortes, visitando unas salinas y acabando cerca de Marsella para refrescarnos en las playas de la zona de La Ciotat y Cassis.

Nuestro siguiente objetivo es el parque natural de Verdón donde los acantilados son increíbles y las actividades de agua dentro del cañón impresionantes, pasamos un día fenomenal dentro de aquellos parajes aunque para pasar la noche hicimos un trecho de camino hacía nuestro siguiente objetivo, Gordes y Aviñón, pueblos muy interesantes, sobre todo Aviñón con sus impresionantes residencias papales.

Al acabar el día continuamos por los increíbles campos de Lavanda de la Provenza donde la cantidad de turistas con su cámara (y fotógrafo profesional) llenan los campos y las carreteras. El calor nos obliga a volver ese mismo día hacía la costa, concretamente hasta Agde donde pasamos una noche perfecta al lado del mar.

A partir de ahora, nos toca dar la vuelta y hacemos un esfuerzo para cruzar hasta la costa Cantábrica en una mañana, llegando a las costas de Arcanchón por la tarde donde pudimos visitar y degustar las tradicionales ostras y poder refrescarnos en el mar. Aprovechando la cercanía de la famosa Duna de Pylat, no podíamos dejar de visitarla y pasar parte de la mañana “escalando” en sus paredes, un sitio increíble. Como el tiempo se iba poniendo feo decidimos retroceder un poco hacía Burdeos, donde pasamos un día visitando la famosa ciudad francesa tan dedicada al mundo del vino, pero para pasar la noche, nos acercamos a Capbreton ya de camino a España para empalmar la vuelta a casa L.

Nuestra experiencia ha sido gratamente gratificamente y sin duda, repetiremos. La libertad que te aporta poder decidir cada día donde ir y donde pasar la noche no tiene precio, además el destino elegido ha sido perfecto en unas fechas ideales. Como cosas negativas del país vecino, son el abusivo precio de las autovías y de los parkings en las visitas.

*NOTA: Recomiendo la APP Parking4night donde se pueden encontrar todos los sitios oficiales y oficiosos para pasar una noche

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